Llega
un momento en la vida en la que se marca un punto de inflexión.
En el
que no hay que pasar página, sino cerrar el libro.
En el
que empiezas a ser consciente no solo de lo que quieres, si no de lo que
necesitas, y sobretodo de lo que mereces.
Las cosas te duelen, pero empiezas a relativizar.
Las cosas te duelen, pero empiezas a relativizar.
Llega
un momento en la vida en el que miras atrás para dejar de hacerlo.
En el
que no se trata de seguir, si no de avanzar.
Llega
un momento en el que prestas más atención a las pequeñas cosas y a los
detalles.
En el
que no te interesa escuchar discursos de nadie y quieres hechos.
Llega
un momento en el que ya no dejas entrar a todo el mundo.
Pero si
los dejas salir.
Llega
un momento en el que aceptas que hay personas que no son para ti.
En el
que si alguien no te gusta, lo nota y no quieres perder el tiempo en disfrazarlo.
Llega un
momento en el que no quieres más dramainómanos.
Que
solo quieres gente que te sume .
Que te
aporte momentos y no problemas.
Llega
un momento en el que solo quieres en tu vida a gente que te valore y no te
frene.
Llega
un momento en el que te das cuenta de que, si una pieza no encaja no hay que
empeñarse en cuadrarla. Esa no es la pieza. Ese no es su sitio. Porque habrá
una pieza que esté hecha para ese lugar.
Que si
algo no fluye no hay que forzarlo.
Forzar
las cosas solo crea ampollas.
Llega
un momento en que te das cuenta de que ,a veces, no hay personas malas o
buenas, sino incompatibles.
En la
que valoras más el tiempo. Tu tiempo.
Llega
un momento en el que solo quieres relaciones sanas y gente que se implique.
En el
que te das cuenta de que cualquier dependencia es un gravísimo error.
En el
que quieres a alguien que te acompañe en la consecución de tus metas y se
alegre por tus logros.
Alguien
que te quiera ver sonreir, y no llorar.
Quieres
a alguien que no te bloquee.
Que le
ponga ganas, actitud y corazón a la vida.
Que te
respete.
Que si
tu das, quieres recibir lo mismo.
Que te
de libertad para que seas tu mismo elevado al cubo.
Quieres
a alguien para el que seas una prioridad y no un plan B.
Alguien
que se alegre de verte la mitad de lo que tu perro cuando vuelves de trabajar.
Llega
un momento en la vida en la que dejas de conformarte, en el que esperas más.
Conformarse
es horrible.
Llega
un momento en el que sientes que tienes toda la vida por delante y solo depende
de ti vivirla.
En el
que te das cuenta de que sentirse querido empieza por uno mismo.
Y de
que tienes que quererte . Quiérete muchísimo, de verdad.
Y deja
que la gente empiece a hacerlo también.
A ver
que harías tú sin ti.
Llega
un momento en el que eres consciente de que si te lo propones y echas el resto
puedes conseguir lo que quieras.
Elige
bien.
Te das
cuenta de que los errores son parte del proceso. Aprende de ellos. Conviértelos
en aciertos.
Cáete las veces que haga falta.
Que nadie te diga que tropezar es de torpes. Levántate
siempre con más fuerza. No te obceques. No dudes. Y sobretodo, no te
arrepientas nunca de haberlo intentado.
Llega
un momento en la vida en el que quieres todo esto y más porque te lo mereces.
En el que empiezas a encontrar sentido a todas estas gilipolleces.
Felicidades
por llegar a ese momento.